Hasta
1720, una floreciente Saña que de tan próspera aunque desguarnecida
había experimentado el saqueo a manos de piratas y aspiraba a competir
en importancia con la orgullosa ciudad de Trujillo, quedó sumergida bajo torrentes de barro y piedras en un diluvio propio del fenómeno del niño.
Producto
de estos acontecimientos las familias comenzaron a migrar a Lambayeque,
un lugar aprovecho su estratégica ubicación en la red de caminos
costeros.
Hoy en día todos los que hacen turismo por Perú
pueden apreciar que Lambayeque se ha convertido en el epicentro del eje
nororiental y uno de los circuitos turísticos predilectos para el
turista local como el extranjero. Dale una mirada a este enlace de agencias de viaje a perú.
Uno
de los aspectos que la han hecho especial es que Lambayeque ha sabido
conservar su temperamento apacible y romántico, complementado por su
arquitectura colonial y republicana.
Será
por eso que muchos turistas prefieren alojarse en sus hoteles y
aprovechan para empaparse de su historia en sus museos “Heinrich
Bruning” y Tumbas Reales de Sipán.
Fuente: Revista Sumaq
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